ESTADOS UNIDOS.- Ahora se llama fat-shaming. Es uno de los acosos más antiguos, crueles y despiadados que han sufrido y sufren los niños, mujeres y hombres con sobrepeso.
Hay discriminación por peso en los trabajos, en los oficios, en las relaciones profesionales y hasta en la ropa de las tiendas, donde la prenda más fea y que más escasea es la de tallas grandes. Todavía peor; aún se cría a los niños permitiéndoles burlarse de los gorditos de la escuela.
Muchos años de investigación científica revelan lo siguiente:
– La burla y el acoso empujan a los gordos a comer más y a subir más de peso.
– La vergüenza que produce la burla hace que las personas recurran a la comida como forma de consolarse.
– El estrés causado por la discriminación aumenta el apetito y produce «antojos» por comida rica en energía y no saludable.
– Las burlas por gordura crean problemas de estima propia y «complejos» por la imagen del cuerpo, haciendo a las víctimas menos aptas y seguras de sí mismas para realizar actividades físicas.