La policía de Lelystad, en Holanda, ha inmortalizado una imagen insólita. Se trata de un conductor ebrio que, a plena luz del día, había robado dos farolas de gran tamaño y las llevaba atadas a la parte superior de su coche, un Renault Twingo.
El conductor se negó a hacerse un test de alcoholemia y no explicó qué pretendía hacer con los objetos robados. Además, el vehículo en el que transportaba las farolas no estaba asegurado y no había pasado la ITV.
Por otro lado, el conductor ya estaba siendo investigado por repostar combustible y no pagar el importe en la gasolinera. Por ello, el acusado permanece detenido en comisaría.