Cultura, Internet

Las Clases Llegan En ‘Rickshaw’ Hasta Una Tribu Remota

Cuando la pandemia obligó a cerrar los colegios en Filipinas, un grupo de profesores que vivía cerca de los indígenas aeta se quedaron tan preocupados sobre el impacto en los niños de esa comunidad aislada que ingeniaron un modo de ayudarlos: enseñarles en rickshaw, el medio de transporte, normalmente a tracción humana, típico de varios países asiáticos.

Muchos estudiantes del país han podido seguir sus clases a través de Internet, pero la mayoría de los aeta, que viven en una zona montañosa al norte de Manila, no disfruta de acceso, ni siquiera de televisión, para suplir la educación presencial.

«Tuvimos que pensar en una manera alternativa de acercar las lecciones a los niños», asegura Christopher Semsem, uno de los profesores que ha impulsado el proyecto, en el colegio integrado Villa María. Usando viejas estanterías y tablones de madera, improvisaron un centro de enseñanza completo con una gran pantalla montada encima de un rickshaw y tirado por una motocicleta, para así acercar la enseñanza a los pueblos de la provincia rural de Pampanga.

Los profesores grabaron previamente vídeos con sus teléfonos móviles, vídeos que luego se reproducen en el monitor para ayudar en sus clases, y solventar de este modo la necesidad del contacto presencial con los niños. Hasta ahora, los estudiantes aeta han respondido con entusiasmo a las lecciones y sus padres se sienten aliviados por que hayan vuelto las clases, aseguran los profesores.

Existe un debate entre los antropólogos sobre el origen de los aeta, muchos de cuyos miembros se han sedentarizado después de que la deforestación acabase con su tradicional modo de vida, nómada. La directora de la escuela, Marizen Tolentino, asegura que la iniciativa del rickshaw ha resultado vital para ayudar a asimilar los contenidos del programa.

Desde que se inició el proyecto, a principios de este mes, unos 500 alumnos, desde primaria a secundaria de cinco pueblos han recibido la visita del rickshaw, dos o tres veces por semana. El proyecto de los profesores es voluntario, aunque el Gobierno local los proveyó con el vehículo y les facilitó un conductor.

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Sociedad, Sucesos

“Yo Soy El Verdadero Criminal”: Un Asesino Confiesa 14 Muertes Ante Un Hombre Condenado Por Uno De Ellos

Vestido con un uniforme de preso azul, este lunes Lee Chun-jae ha confesado ante un tribunal ser el asesino en serie que durante años sembró el terror en Hwaseong, una región rural al sur de Seúl. Pero no lo ha hecho en un juicio donde a él se le juzgase, sino que comparecía como testigo en un nuevo proceso a otro hombre que fue condenado por uno de aquellos crímenes. «Yo soy el verdadero criminal», aseguró Lee ante el juez. Él y nadie más es el culpable de las muertes de 14 personas (mujeres y niñas) y de una treintena de delitos sexuales, recoge la agencia Yonhap.

Una investigación basada en pruebas genéticas desvelada el año pasado ya apuntaba la relación de Lee, de 57 años, con al menos tres asesinatos. Ha pasado todos estos años impune. Cumple pena de cadena perpetua, pero por otro crimen: la violación y el asesinato de su cuñada en 1994. Diez de los casos de los que él se ha autoinculpado, ahora públicamente, ocurrieron en Hwaseong, al sur de Seúl, entre 1986 y 1991.

Hace algo más de un año, Lee confesó los crímenes ante la policía, incluido uno por el que otro hombre, de 53 años y del que solo se ha revelado su apellido, Yoon, fue condenado a cadena perpetua en 1989. La novedad estriba en que ahora lo ha declarado ante un tribunal, y ha aportado su testimonio para exonerar de culpa a quien considera inocente.

«Alguien me dijo que habían detenido a una persona con una discapacidad, pero no sabía por cuál de los crímenes porque he cometido muchos», apuntó Lee, recoge CNN. Yoon, un hombre sin estudios que sufre de polio, siempre sostuvo que la policía lo había obligado declarar tras torturarlo. Un jefe de policía admitió el pasado julio que en la investigación inicial, en 1989, los agentes lo coaccionaron para que firmase una confesión falsa.

«Me disculpo sinceramente con Yoon, que fue acusado, falsamente, de un asesinato que cometí yo y que cumplió pena de cárcel por ello», afirmó Lee, mientras el aludido lo observaba tranquilo desde el banquillo de los acusados. Lee se refería a la cadena perpetua a la que Yoon fue sentenciado por el asesinato de una niña de 13 años en 1988. Pasó 20 años entre rejas hasta que fue puesto en libertad condicional en 2009. Hace un año, cuando supo que Lee se había inculpado ante la policía, el hombre solicitó que se reabriera su caso y que volviera a ser juzgado a la luz de los nuevos hechos. En esa nueva vista es a la que ha asistido Lee como testigo este lunes.

«No pensé que los crímenes quedaran enterrados para siempre», comentó el asesino ante el tribunal, en la ciudad de Suwon. «No me esforcé en esconder [las pruebas] y pensé que me atraparían con facilidad». También aseguró que aún no comprendía por qué nunca estuvo en la lista de sospechosos.

Lee no será procesado por los casos por haber prescrito. Preguntado por qué cometió los asesinatos —que el director de Parásitos, Bong Joon Ho, abordó en su película Recuerdos de un asesino, Concha de Plata del Festival de San Sebastián en 2003—, los atribuyó a actos impulsivos. «Ni planifiqué ni preparé los crímenes», apuntó. «Deseo a las víctimas un descanso eterno y pido disculpas a las familias en duelo ya todos los involucrados en estos casos», señaló ante el juez. «He venido, testificado y descrito los crímenes con la esperanza de que encuentren algún consuelo al saberse la verdad. Viviré el resto de mi vida arrepintiéndome».

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