Maltratos Familiares

¿Por Qué El Rey Del Cachopo Ha Sido Condenado A 15 Años De Cárcel Y No A La Prisión Permanente?

Unos 22 días después de que el jurado popular declarara a César Román el Rey del Cachopo culpable del homicidio de Heidy Paz, la Audiencia Provincial de Madrid ha dictado su sentencia siguiendo los criterios marcados por aquella declaración. Los magistrados lo han condenado a 15 años de prisión por un delito de homicidio con agravantes de parentesco y género.

La condena coincide con las peticiones que tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares habían solicitado. Solo la familia de la víctima había pedido una condena de 28 años: 25 por asesinato, tres por malos tratos y cinco meses por profanación de cadáver.

Sin embargo, ninguna de las partes pidió la permanente revisable. El mismo Román destacó ese hecho en su turno de última palabra, afirmando que ello demostraba las pocas pruebas que había contra él.

Y es que el hecho de que se hubieran encontrado solo una parte del cuerpo de Heidy ha condicionado todo el proceso. La falta de la cabeza o los brazos y pernas no ha hecho posible conocer las circunstancias exactas de su muerte. Como señaló el mismo Román en su defensa, no se sabe si su novia murió de un disparo o un golpe en la cabeza, o como consecuencia de un derrame cerebral.

La prisión permanente revisable puede pedirse, en el caso de asesinato, cuando la víctima es un menor de 16 años «o persona especialmente vulnerable», o si la muerte se perpetró después de cometer un delito contra la libertad sexual. Ninguna de estas dos circunstancias ha quedado probada en el juicio.

Ni Siquiera Por Asesinato

El Rey del Cachopo ni siquiera ha podido ser condenado por asesinato, como sí pidió la acusación encabezada por la familia de Heidy Paz. Efectivamente, el asesinato es un tipo agravado del homicidio previsto por el artículo 139 del Código Penal. Prevé una pena de entre 15 y 25 años cuando en un homicidio concurra alguna de las siguientes circunstancias:

Que haya sido perpetrado con alevosía.
Que se haya producido a cambio de un precio, recompensa o promesa.
Que haya existido ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido.
Para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra.

Tanto en sus conclusiones provisionales como en las definitivas, la acusación particular que representaba a la familia pedía una condena por asesinato y malos tratos. En la sentencia, los magistrados critican que en ninguno de estos escritos se haya explicado claramente las circunstancias que consideraban que se habían presentado como para probar estos delitos.

La sentencia señala que los escritos de acusación tienen la función de garantizar al acusado el derecho de defensa, pues puede conocer qué delitos se le atribuyen y en qué circunstancias, para rebatirlos si tiene elementos para hacerlo. «La indeterminación en el escrito de conclusiones provisionales de los hechos punibles puede dar lugar a una acusación imprecisa e incluso insuficiente y puede producir a causa de ello una situación de indegensión (…)».

Ni las conclusiones provisionales, formuladas al principio del proceso, ni las definitivas, dan cobertura ni al delito de asesinato ni al de malos tratos, consideran los magistrados en la sentencia (puedes leerla íntegra más adelante).

En cuanto al maltrato habitual, no se señala cuáles y cuántos habrían sido los actas de violencia física o psíquica desplegados sobre Heidy, ni se dice nada sobre fechas o circunstancias.

Sobre el asesinato, «ni siquiera se especifica cuál sería el delito cuya comisión se querría facilitar o cuyo descubrimiento se buscaba evitar», señala el texto. Tampoco se describe en qué consistió la supuesta alevosía del Rey del Cachopo sobre su novia, ni el modus operandi para lograrla.

Tampoco Por Profanación

La Audiencia de Madrid tampoco condena al Rey del Cachopo por profanación de cadáver, algo que sí pidieron todas las acusaciones. Se trata de un delito previsto por el artículo 526 del Código Penal, castigado con prisión de tres a cinco meses.

Los magistrados recuerdan que se trata de un delito que castiga a quien «faltando al respeto debido a la memoria de los muertos, violare los sepulcros o sepulturas, profanare un cadáver o sus cenizas o, con el ánimo de ultraje, destruyere, alterare o dañare las urnas funerarias, panteones, lápidas o nichos».

El bien jurídico que la legislación protege, razona la sentencia, es «la ofensa al sentimiento de respeto que inspira en la comunidad social la memoria de las personas fallecidas». Por lo que, si pese a realizarse la conducta prevista por el tipo, no hay un efecto de ofensa al «sentimiento colectivo» ese hecho no será punible.

Los jueces admiten que en el caso de la muerte de Heidy resulta «estremecedor en una sociedad civilizada que el cuerpo de una mujer sea objeto del seccionamiento de su cuello y de todas sus extremidades, que se le extirpen las mamas y se arroje sobre él una sustancia abrasiva…», pero señala que esas acciones fueron efectuadas por Román para autoencubrirse y no para faltar al respeto.

«Todas y cada una de las acciones llevadas a cabo sobre el cadáver de Heidy estaban encaminadas a su traslado y ocultación y a impedir que se pudiera establecer su identidad y la causa de su fallecimiento», advierte la sentencia. Así, esta conducta es «absorbida» por el delito principal, pues todos los actos de desmembramiento y rociado de los restos con sosa cáustica están en caminados a buscar la impunidad del homicidio.

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Sucesos

La Advertencia De Los Policías Cuando Llegaron A Detener Al Rey Del Cachopo: «¿Piensas Que Somos Tontos?»

El juicio a César Román el Rey del Cachopo por la muerte de Heidi Paz, cuyos restos fueron hallados descuartizados y dentro de una maleta, sigue esta semana en la Audiencia de Madrid con la declaración de más testigos, policías municipales y nacionales y bomberos.

Entre los testigos de este lunes ha estado Raquel, la dueña del restaurante de Zaragoza en el que trabajó el acusado en octubre y noviembre de 2018, que ha relatado al tribunal de jurado que le contrató porque su marido y ella necesitaban una ayuda en el negocio y él aseguró que se llamaba José Rafael Rujano Contreras y era venezolano aunque su padre era gallego.

Ha descrito su «destreza cortando y deshuesando piezas de carne», que ella comprobó durante el trabajo en su restaurante entre el 11 de octubre y el 16 de noviembre, cuando fue arrestado, y que no aceptaba bien las críticas y «mentía continuamente».

«Ese Es Mi Cocinero»

Un día estaba viendo la televisión, en concreto el programa de Ana Rosa Quintana que hablaba «de un señor que estafaba y era el posible asesino de su novia», y ella dijo: «Este es el cocinero que yo tengo».

«Mi marido no lo reconoció, otra persona tampoco, pero yo dije que iba a llamar a la Policía porque me parecía que era él, y que si no lo era le pedirá perdón luego… Estaba muy segura de que era él», ha explicado.

Lo estaba a pesar de que su aspecto era diferente al que aparecía en televisión, ya que en ese momento el acusado tenía el pelo rapado y barba.

«Soy El Que Están Buscando»

Así la Policía fue al restaurante el 16 de noviembre de 2018 sobre las 11:30 horas, ya que ella dijo a los agentes que el sospechoso entraba a trabajar a las once, y cuando los policías entraron le preguntaron si él era César Román, a lo que contestó: «Sí, sí, soy el que estáis buscando».

En ese momento preguntó si podía coger sus cosas y los policías le dijeron «si pensaba que eran tontos», ha dicho la dueña del restaurante, que ha asegurado que César estaba tranquilo y que incluso le dio las gracias antes de irse, ya que él no sabía que había sido ella la denunciante.

También ha declarado la mujer que compartió piso con César Román durante las semanas previas a su detención, que ha explicado que un día le recriminó que no recogiera las cosas y él la insultó, se le acercó amenazante, apuntándola con el dedo, y ella se asustó y el dijo que iba a llamar a la Policía, lo que hizo que él se alejase.

Al día siguiente César, que vivía allí con otro nombre, le pidió perdón y ella decidió no denunciarle, porque además fue arrestado al día siguiente.

Durante la sesión de este lunes están declarando policías y un bombero que han reconocido la maleta que les han mostrado en la sala como la que contenía el torso de Heidi Paz.

Una Semana De Juicio

El juicio comenzó la semana pasada y desde entonces se han producido escalofriantes testimonios de exparejas y otras personas que han retratado el carácter violento del acusado. El Rey del cachopo ha sido definido como un hombre controlador, celoso, e incluso una mujer recordó que le lanzó una bombona de butano. Otros lo han descrito como un «encantador de serpientes».

Mientras, el acusado ha defendido su inocencia y ha aireado la teoría de que Heidi sigue viva y que los restos mortales encontrados dentro de una maleta en un local alquilado por él en realidad son de otra persona.

Las sesiones seguirán hasta la próxima semana, cuando las partes presenten sus informes y sea el jurado popular el que tenga que decidir sobre la inocencia o culpabilidad del Rey del Cachopo.

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Maltratos Familiares

La Exmujer Del ‘Rey Del Cachopo’ Dice Que Era Violento: «Tiró A Mi Sobrina Del Taxi Y Me Lanzó Una Bombona De Butano

Natividad R.P., la exmujer de César Román, ha descrito en el juicio el perfil violento, celoso, manipulador y controlador del ‘rey del Cachopo’, quien en uno de los episodios de violencia le tiró en la calle una bombona de butano encima y en otro lanzó a su sobrina desde un taxi en marcha.

«Me controlaba. Aparecía donde estaba, en todos los sitios. Era control. Tuve muchísimos episodios de malos tratos con César», ha manifestado la mujer, quien ha roto a llorar en varios momentos. «Era agresivo, impulsivo, manipulador y muy celoso. Maltrató a mi sobrina y a mi hermana», ha dicho.

Román fue condenado a nueve meses de prisión por un delito de vejaciones a Natividad y por saltarse la orden de alejamiento, que sigue activa. A su exmujer la condenaron por falso testimonio en un juicio contra Román por una pelea en un bar y en el que mintió a instancias del empresario.

Al inicio de la cuarta sesión, el empresario se ha disculpado ante el tribunal por los gestos que realizó durante la declaración de la madre de la joven hondureña en la que se le vio reír en varios momentos pese al dolor mostrado por la testigo. «Gesticulé y esos gestos han sido tomados como ofensivos pero no era mi intención ni faltar a respeto. Eran gestos de indignación y pido sinceramente disculpas», ha asegurado. La madre de la chica relató que siempre sospechó de que su hija sufría malos tratos y se lamentó por no haber podido hacer nada para evitar su muerte. Lloró desconsoladamente, pero César no se mostró afectado.

En su comparecencia, la exmujer del acusado ha relatado diversas situaciones de violencia que vivió con su exmarido afirmando que la maltrató a ella, a su hermana, a su sobrina y a su hija mayor.

«Uno de los episodios más gordos se produjo en la calle tras una discusión por una de mis hijas. La niña quería dormir conmigo. Se enfadó mucho. Se puso a gritar. Me tiró una bombona de butano encima. Rompió el espejo retrovisor del coche», ha narrado llorando.

Natividad ha señalado que le intentó denunciar después de que el colegio de su hija mayor le comentara que la niña escribía que tenía miedo de César y que denunciara. Acudió a comisaría, pero le dijeron que sin pruebas era mejor no denunciar porque podía ir a por ella.

Otra de sus exparejas, Sara L.S., ha aseverado a preguntas del fiscal que el acusado «mató» a tres de sus perros y a otra perrita le dio «una paliza y le rompió la mandíbula», hechos ocurridos en el chalé en el que vivían en Cubas de la Sagra y que ha sido corroborado por otro de los testigos. «Me dijo que menos mal que le había dado con la manguera a la perra para quitarle la sangre antes de que llegara la guardia civil», ha comentado. Tras exhibirle la maleta donde se halló el torso de la víctima, ha comentado que si no era esa, era muy parecida.

La testigo ha explicado que en verano de 2018 el acusado se hizo pasar por una mujer, una tal Elena Lorena, en Facebook para meterle la sospecha de que su marido le estaba siendo infiel con una mujer. «Era una persona impulsiva, eufórico, actuaba por impulsos, al límite. Es la persona perfecta para hacer lo que quiera, con quien quiera, como quiere y dónde quiere. Mis amigos me decían que me dio burundanga», ha dicho.

A la pregunta de si tiene miedo, le ha replicado al abogado de la familia: «Me fui a vivir a 200 kilómetros de Madrid». Ha dicho que se fue «huyendo de César» porque tuvo «un sexto sentido» que le alertó de lo que le podía ocurrir.

La abogada del acusado, Ana Isabel Peña, ha intentado preguntar a la testigo si estuvo ingresada por problemas psiquiátricos, a lo que la magistrada presidenta le ha espetado que no le permitía realizar esa pregunta, dirigida a desacreditar el testimonio de la testigo.

En la sesión han declarado varios empleados del acusado, entre ellos uno de los encargados del mantenimiento de los restaurantes y las naves alquiladas. Adrián I. ha relatado el episodio violento de César en el que maltrató cruelmente al perro de Sara con una barra de hierro.

El Taxista: «La Maleta Pesaba Una Barbaridad»

Por otra parte, el taxista que condujo a César Romá el 5 de agosto de 2018 de Vallecas a un local de Usera con un gran maleta ha destacado que «pesaba una barbaridad» y que tuvo que pedirle al acusado que le echara una mano para meterla en el vehículo.

El testigo ha relatado que llevaba «una maleta grande oscura» y que tuvo que pedirle ayuda para meterla en el maletero porque aquello «pesaba de 50 a 60 kilos». Le han mostrado maleta y ha dicho que era parecida. «Yo llevo maletas y no pesan tanto a no ser que vayan llenas de libros y no son maletas tan grandes», ha añadido el taxista, por lo que le preguntó si llevaba libros, a lo que Román respondió que no, «que estaba haciendo una mudanza».

El taxista ha negado que Román estuviera nervioso, sino que al contrario iba «tranquilo y sereno», aunque «hablaba mucho y era un poco prepotente, se creía superior al resto».

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