Seis agentes resultaron heridos por mordeduras y golpes durante la detención del delincuente más buscado de Granada.
Era el fugitivo más buscado de Granada. 14 juzgados reclamaban la detención de Adonai Fernández por la comisión de una veintena de delitos como tiroteos y tráfico de drogas, entre otros.
La Guardia Civil de Pinos Puente consiguió encontrarle, pero su detención se convirtió en toda una odisea. Los agentes localizaron a Adonai llegando en un coche a su domicilio en la localidad granadina de Pinos Puente y procedieron rodearle para detenerlo, pero este se resistió dándoles mordiscos y patadas. Empezó a gritar pidiendo ayuda y en unos instantes una muchedumbre rodeó a los agentes.
Puñetazos, empujones, piedras volando desde los balcones. Todo valía para sacar a los agentes del domicilio y evitar que se llevaran a Adonai. Hasta con escobazos arremetieron contra los guardia civiles. La detención se acabó convirtiendo en una lucha cuerpo a cuerpo hasta que los agentes consiguieron hacerse de nuevo con el fugitivo.
Ahora la Guardia Civil ha puesto en marcha otra investigación para identificar a todos los que agredieron a los agentes y dañaron los vehículos oficiales al intentar evitar la detención.
Juan José Martín, un vecino de Órgiva (Granada) de 73 años, recibió erróneamente una carta de la Junta de Andalucía informándole de su fallecimiento y una supuesta retirada de pensión.
«La administración andaluza considera el error cometido conmigo y yo lo admito y lo considero solucionado», escribe Juan José Martín en un mensaje de Whatsapp, bajo una foto de un documento oficial. La envía como desenlace a una historia que lleva sin cerrar desde septiembre y que ha tenido eco estos días, con su publicación en varios medios. Porque este vecino de Órgiva, una localidad de la Alpujarra granadina (al sur de España), fue registrado como muerto por su Comunidad Autónoma hace tres meses.
Entonces, Martín recibió una carta el 17 de aquel mes donde se advertía su defunción y se le retiraba una pensión contributiva que, encima, nunca había cobrado. Se procedía a la baja y a la extinción por «fallecimiento». Remitida por la Delegación Territorial de Políticas Sociales del Gobierno andaluz y firmada por la delegada del ramo, Ana Dolores Berrocal, la misiva le viene a contar a este vecino de 72 años que ha muerto y que, por tanto, deja de percibir esa asignación económica.
Para la Junta de Andalucía, Martín estaba recibiendo una pensión de María, de la que supuestamente era heredero. Esta mujer, que sí falleció en septiembre, cobraba la ayuda por ser una persona desamparada, sin ingresos ni familia. Pero Juan José no era su heredero, sino su tutor legal desde mediados de los años noventa. «Yo me hice cargo de ella porque no tenía a nadie. Y por unas cosas y por otras, al final acabé siendo yo el encargado de gestionar su dinero», explica Martín a Sptunik.
Dicha pensión rondaba los 400 euros y se destinaba enteramente al cuidado personal y al pago de la residencia de ancianos donde permanecía ingresada desde hacía tiempo. «Yo no he recibido nunca dinero por ella, así que se entiende menos que la Junta me diga que dejaré de recibir una pensión que nunca he cobrado», insiste Martín, que ya cobra su propia cuantía de la Seguridad Social por la jubilación, después de haber trabajado más de 43 años en tareas de mantenimiento.
«La Junta ponía en la carta que he muerto y que además soy heredero de una persona que no tiene herederos porque no tenía ni familia», protesta Martín, que se dirigió inmediatamente a la Delegación de Políticas Sociales.
«Me preocupaba que, por estar muerto, tuviera problemas para cualquier trámite», cuenta por teléfono el granadino, a quien la equivocación le ha causado «cierto daño psicológico». «Me llegó cuando mi hija estaba leyendo su tesis doctoral. Y el pueblo lo sabía y decían ‘por ahí va el muerto’ de broma», expresa, deseando no dar más testimonios de este error y confesando que su familia también lo ha pasado mal.
Juan José Martín da por clausurado el tema con ese documento en que se asume la equivocación, fechado a 17 de diciembre de 2020. «Entendemos que se produjo una errata en la transcripción gráfica de la dirección de destino de la carta, por dar a entender que usted es heredero, en lugar de tutor», señalan, lamentando «la contrariedad» que hayan podido causarle y trasladando que «no ha supuesto efecto alguno en lo referente a su propia pensión contributiva».
«Ya era hora, porque al final con esto van unos meses y quería zanjarlo antes del nuevo año, que espero sea mejor», se despide Martín, alegando que la notoriedad mediática del caso ha ayudado: «Si no, no se hubieran movido. Seguiría muerto».
Vuelve a la carga. Olmo García, el nudista de Granada, se va de paseo por la ciudad. Esta vez, ha decidido escalar los muros de la catedral, de los que tuvo que ser bajado por los bomberos.
El invierno ya toca a la puerta. El índice de capas sobre la piel incrementa poco a poco a medida que los termómetros se desploman. Los temporales se suceden y las nieves empiezan a caer sobre suelo español. Durante los últimos días, distintos puntos de la geografía nacional han amanecido con un manto blanco. Por ejemplo, en la provincia de Granada, localidades como Víznar o Alfacar ofrecían una estampa navideña. Incluso, se tuvo que cortar la carretera de acceso a Sierra Nevada por acumulación de precipitaciones.
Desde la capital granadina, las montañas lucen invernales. En la ciudad tan solo han caído algunos copos. Sin embargo, el ambiente se mantiene fresco. Aunque, hay transeúntes que parecen no notar el frío. Es el caso de Olmo García, el empresario que se ha hecho famoso por pasear desnudo por Granada.
Lo hace por la paz mundial y por toda la urbe. En octubre, recorrió sin ropa los pasillos de la Alhambra. Antes lo había hecho por la Carrera del Darro, la Plaza Nueva o la Gran Vía. Su última aparición ha sido en la Catedral de Granada.
El hombre ha trepado por la fachada del edificio hasta llegar a una hornacina que decora las paredes del templo. Allí, se sentó a contemplar a los curiosos que se concentraban alrededor del monumento. Sucedió el 9 de diciembre a las tres de la tarde, según documentaron los numerosos transeúntes que grabaron la escena.
Allí sentado ha permanecido el nudista durante una hora, vigilado por una patrulla de la Policía Nacional. Los bomberos han tenido que acudir a la catedral para rescatar a García con una escalera mecánica.
Tras bajar de la hornacina, los agentes han decidido no denunciar al hombre y dejarlo en libertad, ya que no se había exhibido ante menores o incapacitados, por lo que no incurriría en ningún delito. Tal cual llegó, así se fue. Desnudo, haya nieve o no en las serranías de Granada.