
Un cartero turco y un cisne blanco han compartido cuatro décadas de momentos inolvidables y, como era de esperar, la amistad de esta peculiar pareja ha tocado la fibra de millones de corazones.
Todo comenzó en 1984 cuando Recep Mirzan vio un cisne herido en un campo de la provincia de Edirne, en Turquía. El ave parecía tener un ala rota por lo que, rápidamente, Mirzan se dio cuenta de que dejar allí al cisne era firmar su muerte. Por ello, detuvo el coche en el que viajaba y cogió al animal para llevarlo con él.
«Como amo a los animales, me dije a mí mismo que debería llevarlo a casa en lugar de dejarlo como presa de los zorros», comentó el hombre a The Associated Press. «Nos acostumbramos el uno al otro. Nunca nos separamos».
Además, cuando el cisne sanó, no intentó huir volando. Al contrario, se había hecho amigo de los otros animales que habitaban en la granja de Recep y decidió quedarse allí. Recep llamó Garip al ave que, en español, se traduce como ‘extraña’ y que ha pasado junto a él los últimos 37 años.
«Viene cuando la llamo. Desde 1984 nunca me ha dejado, ni siquiera durante las crecidas del río», explicó el hombre a la Agencia de Noticias Anadolu. «Antes era más vigorosa, pero ahora ha envejecido. Si ella muere, le haré una linda tumba aquí, pero espero que vivamos más juntos». Los cisnes cantores pueden vivir durante décadas en entornos protegidos, pero Garip ha superado con creces la esperanza de vida media de su especie.
Garip vive con todas las comodidades en su propio gallinero en la granja de Mirzan, aunque pasa la mayoría de las noches con él. Durante el día, el cisne lo acompaña en todas sus tareas diarias y en sus paseos nocturnos.