Sociedad

Primera Noche De Juerga En Madrid: «No Podemos Tener A Todo El Mundo Seis Horas Sentados En Una Discoteca

Esta historia no empieza este fin de semana, empezó el 14 de junio con un anuncio de la Comunidad de Madrid y un mensaje de WhatsApp en un grupo de amigas: «Chicxs, Ayuso ha dixo q las discotecas vuelven el 21. Reservad el viernes 25. Esa noche se sale».
Hacía mucho que Patricia no pronunciaba esa frase. Quince meses, para ser exactos, el tiempo que las discotecas han permanecido cerradas en España. Por lo menos, lo que cualquiera entiende por discoteca: bailes en el centro de la pista, copas en barra… Durante la pandemia, muchos locales volvieron, pero lo hicieron a su manera, la única que les quedaba para sobrevivir: sirviendo raciones junto a los gin tonics, y con sillas y mesas donde antes se perreaba hasta el amanecer. Cualquier parecido con la época prepandémica era pura coincidencia.

Por todo eso, el anuncio de la reapertura de las discotecas puso el hype por las nubes para los miles de madrileños que echan de menos el ambiente cargado de la noche, la música atronadora y los bailes hasta las mil. Las novedades ahora son tres: la hora de cierre se amplía a las 3 de la mañana, se puede pedir en barra (aunque no consumir) y la pista de baile vuelve (aunque solo en el exterior).

Sin Pista De Baile En Madrid Ciudad

Con estas condiciones, Patricia se propuso un objetivo: encontrar discoteca para este viernes 25 de junio con pista de baile al aire libre. «Fue imposible. Solo encontramos Fabrik y nos pilla muy lejos», asegura esta madrileña de 31 años.

«En Madrid ciudad no hay discotecas que tengan jardín», explica a este medio Vicente Pizcueta, de la Asociación Noche Madrid. «Es un fenómeno muy de los años 90, pero sí que hay discotecas con jardín en la Comunidad, y en la sierra casi todas. Pero está claro que un equipo de música al aire libre en la capital de España no existe. Tienes que tener aislamiento acústico».

Es el caso de Fortuny: «Tenemos terraza, pero no se ha sopesado habilitarla como pista de baile por el tema del ruido. Para nosotros va a seguir todo como hasta ahora, solo que unas horas más».

Viernes 25 De Junio: Primer Viernes De Reapertura

Así, después de buscar sin éxito un sitio en el que bailar, este medio decide acercarse a algunos lugares de ocio para ver cuál es el ambiente el primer viernes de reapertura. La mítica Kapital sigue cerrada. Lab the club (antigua Macumba), también. Florida abre solo como restaurante, igual que Fortuny. Copérnico no abre hasta el sábado…

Pero a eso de las 21:30 horas, por la zona de Alonso Martínez, Tony atiende a 20minutos.es en su local, El Chico Feo, de música indie y público adulto (de 35 a 45 años). «Hay mucha confusión entre los clientes. Algunos me preguntan que dónde voy a poner la pista de baile y yo les digo que todo sigue como siempre, que no pueden bailar, que no pueden quitarse la mascarilla… pero es difícil porque beben, se relajan, terminas regañando con ellos y eso tampoco nos beneficia».

A esa hora, aún no hay clientes, la ampliación del horario hasta las 3 de la mañana ha hecho que las costumbres cambien. «Esta semana estoy notando que vienen más tarde. Está bien que por fin nos diferencien, que los bares tengan que cerrar antes y que nosotros seamos la única alternativa de noche».

Esto ha hecho también que pueda quitar de la carta la comida que antes se veía obligado a servir para que el negocio no se fuera a pique. «Sacaba nachos con queso, embutidos… pero ahora con el horario hasta las 3 de la mañana ya no hace falta».
De repente, Fran, de 35 años, se sienta en una de las mesas de la terraza, es cliente habitual. «Yo me voy adaptando, pero es verdad que se echa en falta salir en condiciones. Es horrible escuchar la música, querer bailar y no poder».

«Acabamos De Terminar Exámenes Y Lo Necesitamos»

A las 23:00 horas, a varios kilómetros de allí, varias decenas de universitarios hacen cola frente a la discoteca Panda, en la calle Hernani. «Teníamos muchas ganas», cuenta Irene, de 20 años, «acabamos de terminar exámenes y lo necesitamos». Esta es la primera vez que va a pisar una discoteca en pandemia: «Antes no quise venir porque me daba miedo el covid, pero ya lo he pasado, así que…»
Blanca, sin embargo, sí estuvo en una hace no mucho, pero el hecho de que cerrara tan pronto le quitaba las ganas de repetir. «Ahora que abren hasta las 3 de la mañana ya parece otra cosa», explica esta estudiante de Diseño de Moda de 20 años.

Las dos tienen claro que lo que más han echado de menos es «la música alta» de las discotecas y «socializar con desconocidos». De los bailes ni hablan porque saben que aún no se puede. «Escuchar la música y no poder bailar… es un quiero y no puedo», añade Irene.

Carlos, dueño de Panda, está contento con el impulso que se le está dando al sector, pero le parece insuficiente: «No tenemos pista de baile, son todo mesas con sillas. Quitar el baile a una discoteca es como ir al cine y que te pongan solo los anuncios. Estamos dando una experiencia incompleta a los clientes. Esperamos que esto vaya progresando favorablemente poco a poco».
Dentro, los clientes se reparten por la pista en reservados de 6 personas. Han tenido que pagar 150 euros por botella para poder estar allí. Les compensa, las ganas de fiesta pesan. Y aunque todos se saben las normas, es inevitable ver a alguno bailando en su sitio a ritmo de reguetón y al de seguridad llamando la atención. «No está permitido», avanza Carlos, «pero por mucho que queramos, no podemos tener a todo el mundo seis horas sentado en el sitio. A veces no lo puedes evitar».
Sobre las 00:30 horas, la puerta de la discoteca está atestada de jóvenes que quieren entrar para pasárselo bien. No deja de llegar gente. «Es la primera vez que vengo a una discoteca. Para venir hasta las once de la noche no merecía la pena», explica Ane, del País Vasco. Para su pareja, Felipe, esta es la tercera vez. «Te voy a decir una cosa, en las otras en las que estuve me dejaron hacer lo que quisiera. Nos dejaban bailar sin problemas y sin mascarilla y si venía la policía nos avisaban para que nos sentáramos y nos la pusiéramos», asegura.
Media hora más tarde en la calle Joaquín Costa con República Argentina, tres discotecas próximas celebran la reapertura del ocio nocturno con una demanda bastante alta. Las colas son numerosas, y la sensación que hay desde fuera es que bailar, se baila.

A las tres y pico de la mañana, con la persiana a punto de bajar, Sofía, Miriam y Teresa ponen rumbo a casa. «Ha estado genial, es una pena que cierren ahora porque nos vamos con todo el subidón», comenta la última con los zapatos en la mano.

– ¿Qué haréis ahora?

– «¿Seguir la fiesta en casa?».

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Salud

El Repunte De Contagios Y La Variante Delta Provocan Que La Mayoría Se Deje La Mascarilla

El levantamiento de la obligatoriedad de llevar mascarilla en el exterior era una de las noticias más esperadas de los últimos 13 meses y parecía que la mayoría de la población iba a echarse a las calles este sábado, luciendo sonrisas, como proponía la ministra de Sanidad. Pero la reacción de la ciudadanía ha sido más cauta de lo que se podía esperar.

Si bien el sábado de madrugada se producía alguna representación, más simbólica que otra cosa, del fin de las mascarillas, la realidad es que conforme ha ido avanzando el día, en la mayoría de ciudades españolas no se ha notado mucho cambio con los días anteriores. Es más, la mayoría de la gente ha seguido usándola.

«De cada 10 personas que me he cruzado, sólo dos iban sin mascarilla», explica Nuria Salinas, una asesora comercial de Murcia que ha aprovechado este sábado para recuperar un viejo utensilio, el pintalabios. Y eso que en esta ciudad se han superado los 30º C este sábado.

Tampoco en Madrid se han dejado de usar los cubrebocas. «Me sorprende porque esperaba ver a muchas más personas sin mascarilla, pero la mayoría todavía las usa», dice Manuel Mas, cantante, en el centro de la capital, en unas declaraciones recogidas por Reuters.

«Para mí es importante seguir llevando la mascarilla», dijo Ángela Sosa, camarera madrileña que este sábado por la mañana se dejó caer por la Puerta del Sol.

Miedo A Las Variantes

Pero si la mascarilla es para la mayoría de las personas una molestia, ¿cuál puede ser el motivo de que sigamos siendo reacios a quitárnosla, aun cuando al aire libre ya no es obligatoria?

Uno de los principales factores puede ser que la situación actual de la pandemia no es mejor que la de hace 10 días, cuando el presidente Pedro Sánchez anunció el fin del cubrebocas en espacios exteriores.

La incidencia acumulada lleva tres días seguidos en crecimiento y lo que es más preocupante: este viernes lo hacía en diez comunidades autónomas. Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid y Murcia registraron un aumento de los casos de coronavirus.

En concreto, Cantabria, Cataluña, Andalucía y La Rioja tienen las incidencias más elevadas y, de hecho, la Junta de Andalucía ha recomendado que la gente siga llevando la mascarilla aun en la calle.

El motivo de estos aumentos y del miedo a dejarse el cubrebocas en casa está en la variante delta del coronavirus, que en comunidades como Cataluña ha llegado a suponer el 30% de los casos y que a nivel global está amenazando con una quita ola.

De hecho, esta variante ha obligado a algunos países, como por ejemplo Israel o Reino Unido, a dar marcha atrás en algunas de sus medidas de relajación, como precisamente el uso de mascarillas en el primer caso, o retrasar las aperturas de actividades en el segundo.

El principal miedo de las autoridades sanitarias es que a pesar de que la vacunación va a ritmo de récord en todo el mundo en general y en España en particular, aún es mucha la gente que no está vacunada, y muchos de los que sí han recibido un pinchazo tienen solo la primera de la dos dosis, en el caso de los remedios de Pfizer, Moderna o AstraZeneca. Este problema se agudiza en el caso de la vacuna anglosueca, porque su pauta de vacunación comprende un periodo de tiempo más largo que las de las farmacéuticas estadounidenses.

Por ello, algunas comunidades han optado por acortar ese plazo entre dosis (que en principio era de 12 semanas) por 11 e incluso 10 semanas, para así tener a la mayor parte de la población a salvo de la variante delta, cuya sombra amenaza las sonrisas que llevaban 13 meses cubiertas por mascarillas… y puede que algún tiempo más.

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Salud

Así Se Vive El Fin De La Mascarilla A Pie De Calle: «Me Parece Quizás Precipitado. Yo No Me La Voy A Quitar, Desde Luego»

En el acceso a la calle Preciados desde la plaza del Callao un panel digital advierte a los viandantes: «Mantenga la distancia social. Utilice mascarilla». En una de las zonas más concurridas de Madrid, la primera indicación es difícil de cumplir; la segunda sí la acatan prácticamente la totalidad de quienes pasan por aquí. Pero, ¿qué ocurrirá a partir del sábado?

Este jueves, el Gobierno se ha reunido en un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar la ley que acaba con la imposición de llevar tapadas la nariz y la boca en espacios abiertos y que entrará en vigor este 26 de junio. Después de 13 meses en los que ha sido obligatorio utilizar la mascarilla en cualquier circunstancia y lugar, el Ejecutivo ha decidido flexibilizar su uso, siempre que se pueda garantizar el metro y medio de separación entre no convivientes.

«En un fin de semana paseando por estas calles, ¿quién controla el metro y medio?», se pregunta Pedro Carpintero, de 38 años, mientras echa un vistazo a su alrededor. «Esas normas luego son muy amplias y me da un poco de miedo que en sitios como este, donde hay mucha gente, pudiera haber contagios. Si uno va al campo, yo lo he hecho, se la quita porque ahí estás solo. Hay que tener sentido común, pero como no lo tenemos creo que los políticos tienen que poner normas y en este caso, cuanto más restrictivas mejor, porque está en juego la vida de las personas», añade al ser abordado por 20minutos.

Este diario ha salido a la calle para conocer la opinión de los ciudadanos sobre la situación que se presenta a partir de este fin de semana y las sensaciones oscilan desde la alegría de quienes creen que ya era hora a la preocupación de quienes piensan que es una decisión precipitada. Entre los primeros se encuentran principalmente los más jóvenes.

«Se lleva haciendo en Europa mucho tiempo, incluso desde que se acabó el confinamiento en España. Veo que si está bien definido está perfecto porque está demostrado que al aire libre no nos tenemos por qué contagiar tan fácilmente», señala José Javier Cabeza, de 24 años. «Si puedo libremente quitarme la mascarilla en sitios no concurridos lo haré. Sí es verdad que en sitios concurridos me la pondré», agrega.

«Yo estoy a favor de la medida porque me parece un incordio llevarla y al aire libre dicen que el virus no se contagia tanto. Si no hubiese pasado la Covid sí llevaría mascarilla en espacios con más gente pero al haberla pasado pienso que tengo anticuerpos y estoy más relajada. La llevaría en el bolsillo si tengo que coger el metro o si voy a alguna tienda pero si sé que no voy a entrar en ningún sitio no la llevaría», apunta Paula Herrada, de 24 años.

La postura de estos chicos contrasta por ejemplo con la de Mar Ferro, de 50 años. «Pienso que no se debería eliminar su uso obligatorio, de hecho yo no me la voy a quitar. Creo que es pronto porque, esperemos que no, pero puede que suban los contagios», comenta. «Me parece quizás demasiado precipitado. Yo no me la voy a quitar, desde luego», coincide José Miguel Mohedano, de 73.

El Real Decreto que se publicará en el BOE no afecta a las indicaciones sobre el uso de la mascarilla en espacios cerrados, donde seguirá siendo obligatoria. «Esa es una cosa que temo, que el mismo día que nos permitan no llevarla en exteriores haya gente que se relaje en interiores, que no la lleve en el metro», señala Néstor García, de 20 años, quien espera «que la gente cumpla».

Igualmente preocupados por que esa relajación pueda producirse, son varios los expertos que están alertando de que es «fundamental» asegurar que la protección sigue usándose correctamente en interiores porque «no estamos al final de la pandemia, sino en plena pandemia».

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Salud

Israel Vuelve A Imponer El Uso De Mascarilla En Algunas Zonas Del País Tras Dos Nuevos Brotes De Covid-19

El Ministerio de Salud de Israel ha vuelto a imponer la obligación de llevar mascarilla en algunas áreas del país después de registrar dos nuevos brotes de Covid-19 en escuelas, cinco días después de que se levantara la obligación de llevarla en todo el país.

A partir de este domingo, volverá a ser obligatorio llevar la mascarilla en interiores y exteriores de las escuelas en Modiin-Maccabim-Reut y Binyamina, según ha precisado la cartera de Salud en un comunicado.

A estos dos municipios se suma Modiin, donde su alcalde, Haim Bibas, ordenó el sábado la vuelta a las mascarillas en los interiores de toda la ciudad. En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, Bibas hacía un llamamiento a «los directores de escuela y al personal educativo para que sean estrictos con la orden y para que los padres eviten entrar en los terrenos de las instituciones educativas tanto como sea posible».

«Debemos hacer todo lo posible para evitar un nuevo aumento de la morbilidad», insistía Bibas, tras constatar 15 contagios de coronavirus de estudiantes.

A estos se suman los positivos de otros 44 estudiantes de dos escuelas de la ciudad de Binyamina, que según las investigaciones preliminares se habrían contagiado de la variante Delta, detectada por primera vez en India, informa The Times of Israel.

Israel ha sido de los primeros países del mundo en retirar la práctica totalidad de las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia, con una de las tasas de incidencia más bajas y tras inmunizar a la mayoría de la población.

En las últimas 24 horas, el Ministerio de Salud ha notificado 46 nuevos casos de coronavirus para un total de 839,837, mientras que casi 5,5 millones de israelíes han recibido al menos una dosis de la vacuna contra la Covid-19.

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Tiempo

Una ‘Fiesta De Playa’ Con 40 Grados Bajo Cero En Una Ciudad Rusa

Un grupo de amigos de la ciudad de Tomsk, en Siberia, celebró una fiesta totalmente insólita. Bailaron enérgicamente en la plaza principal de la localidad vestidos con bañadores y mascarillas.

El organizador del evento, el bloguero Iliá Stroev, compartió las imágenes del baile en su cuenta de Instagram. Las acompañó de la divertida etiqueta #AguantaGenteElVeranoCasiEstáAquí.

En el vídeo, se puede ver cómo Stroev y sus amigos llegan a la plaza en automóviles y de repente se quitan la ropa y empiezan a bailar. Algunos de ellos también posan con atributos tradicionalmente asociados con el verano, como cañas de pescar, gafas de sol o sombreros de paja.

De esta insólita manera, Iliá celebró su cumpleaños. Al pie del vídeo, reveló que esta idea se le ocurrió hace ya ocho años.

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